Buenas, seguidores, este día fue un poco agitado, me refiero al que os estoy posteando (no a hoy que ha sido el miércoles 13 de mayo, un día tranquilo).
Hacía muchos años que no veía a mi bisabuelo Silvio, al menos 4 y aprovechamos las vacaciones de Semana Santa para organizar una visita a León para verle y para ir después a jugar a la nieve.
De lo único que me acuerdo del viaje es de la autopista y el puente colgante con el embalse y de que pasamos al lado del piso nuevo de mis abuelos, sí, se han comprado un nuevo piso en León.
En León no hay ningún restaurante ecológico, aunque hay al menos dos tiendas ecológicas, así que mi padre quedó con mi bisabuelo en un bar cerca de su piso.
No me gustan los bares. Éste bar tenía una máquina tragaperras. Como no quería ponerme a jugar con la Nintendo 3DS para no deshonrar a mi bisabuelo, me tiré todo el rato mirando la máquina. Era una de las máquinas tragaperras más extrañas que he visto en mi vida y creedme que he visto bastantes en las salas recreativas de los Centros Comerciales.
Mis padres tomaron agua y yo me tomé un poco de agua de mi botella de Tritán, un plástico sin químicos ni bisfenol-A.
Aquí me podéis ver con mi padre y mi bisabuelo, en una foto de la familia Pascual con el cabeza de los Gutiérrez. Al fondo veis la máquina tragaperras que os comentaba antes ;)
Después de ver a Silvio, mi padre quiso ir a que nosotras visitáramos León y yo, un poco a regañadientes, hice lo que pedía.
Lo primero que vimos fue la Muralla de León, hecha por los romanos, hace casi 2.000 años. Si queréis saber más sobre la fundación de León, aquí.
La verdad es que la arquitectura romana es muy bonita y esta muralla no podía ser menos.
A pesar de que estaba un poco sucia, quise tocar la muralla, pues lo considero un monumento histórico leonés. Era suave, aunque podías notar los huecos entre las piedras, hace 2.000 años no tenían cemento!!!!
Me encantaría poder saber cómo vivieron a los dos lados de la muralla los romanos y me imagino que sería una especie de "Muro de Berlín" antiguo.
Era Semana Santa y las no muy bulliciosas calles de León estaban llenas de gente viendo las procesiones. Esta es la Calle Ancha que va hasta la Catedral de León. Me gustó mucho ver a un acordeonista tocando el himno de León. El acordeón me parece un instrumento muy noble y me parece muy difícil de tocar, y por eso le pedí una moneda de 1€ a mi madre para dársela.
La Catedral de León es imponente y tiene una arquitectura muy bonita. No quise entrar pero me encantó el circulo (Rosetón) que tiene en el centro. Mi padre, como es leonés y está muy orgulloso de la Catedral de León, la llama "la Pulchra Leonina"
Mirad lo que dice la wikipedia sobre la Catedral Catedral_de_León
Me encanta la Wikipedia, es como una Biblia o un Corán en linea, hay información de todo lo que buscas.
Después de ir a ver la Catedral, fuimos a ver la Casa de Botines, un nombre muy bonito para un edificio muy bonito, pero sin relación entre sí, porque no tiene ninguna bota ni en la fachada ni dentro, ja ja ja. :D
La Casa de Botines es de Gaudí. ¿Sabéis más cosas que sean de Gaudí?
En la Plaza de San Marcelo vimos esta réplica de cómo evolucionó León desde su fundación como ciudad romana amurallada hasta el último mural, que era del año 2.000. Muy divertido, sobre todo porque pude identificar con un poco de ayuda de mi padre cada uno de los edificios que tenía a mi alrededor, que eran de antes del 2.000 y dónde estaban.
De camino de vuelta, fuimos a Brañillín, en León (eso dice mi padre) a la nieve. Habíamos intentado ir a la nieve otro día, en el viaje de ida desde Madrid. Ese día solo estuve unos minutos, pero el 2 de abril nos quedamos más de una hora jugando con la nieve.
Mi padre no paraba de subirme en el trineo y tirarme por unas cuestas empinadísimas y como a mí no me da miedo la velocidad pero sí dónde podía acabar, siempre me tiraba hacia uno de los lados, razón por la cual me volvía a subir mi padre una y otra vez.
Después hicimos un muñeco de nieve llamado Snow Bugs, que significa "Bugs de nieve", porque le pusimos orejas de conejo y en vez de tener una zanahoria como nariz, se la estaba comiendo!!! (¿Qué hay de nuevo, viejo?)
También pasamos un rato jugando a una guerra de bolas de nieve. Ganó mi madre.
Una anécdota divertida fue que en algunos sitios nos llegaba la nieve un poco por debajo de las rodillas, se nos hundían los pies al pisar!!!!! Y cuando mi padre me llevó de vuelta me reí tanto que casi me caigo de bruces a la nieve.
¿A vosotros os gusta la nieve? No pasa nada si no os gusta. Pero si os gusta, sabréis exactamente cómo me lo pasé ese día.
Os adoro, seguidores. Sobre todo por ser tan constantes y estar enterados de todo lo que hago (al menos la mayoría).